jueves, 18 de junio de 2009

VALORES MORALES DE MANUEL BELGRANO.

vAPENAS AYER
Valor moral de Manuel Belgrano
Un tocante elogio del general Paz en sus memorias. Por Carlos Páez de la Torre (h) - Redacción LA GACETA.
MANUEL BELGRANO. Monumento que guarda los restos del vencedor de la Batalla de Tucumán, en el atrio del templo de Santo Domingo, en Buenos Aires.
Es conocido que las "Memorias póstumas" del general José María Paz (1791-1854) son un testimonio apasionante de la guerra de la Independencia y de las luchas civiles. Era teniente cuando vino con el Ejército del Norte en la retirada a Tucumán, en 1812, y participó en la batalla del 24 de setiembre. Creemos de enorme interés su retrato de la personalidad del general Manuel Belgrano.Durante la retirada a Tucumán, dice, el jefe del Ejército, "por más críticas que fuesen nuestras circunstancias, jamás se dejó sobrecoger del terror que suele dominar las almas vulgares, y por grande que fuese su responsabilidad, la arrostró con una constancia heroica". En "las situaciones más peligrosas, se manifestó digno del puesto que ocupaba, alentando a los débiles e imponiendo a los que suponía pusilánimes"."Jamás desesperó de la salud de la Patria, mirando con la más marcada aversión a los que opinaban tristemente". Estaba "dotado de un gran valor moral, porque efectivamente no poseía el valor brioso de un granadero, que lo hace muchas veces a su jefe ponerse al frente de la columna y precipitarse sobre el enemigo". Así, "en lo más crítico del combate, su actitud era concentrada, silenciosa, y parecían suspensas sus facultades, escuchaba lo que le decían, y seguía con facilidad las insinuaciones racionales que se le hacían; pero, cuando hablaba, era siempre en el sentido de avanzar sobre el enemigo, de perseguirlo, o si él era el que avanzaba, de hacer alto y rechazarlo. Su valor era más bien -permítaseme la expresión- cívico que guerrero. Era como el de aquellos senadores romanos que perecían impávidos, sentados en sus sillas curules".En las derrotas, "fue siempre de los últimos que se retiró del campo de batalla, dando ejemplo y haciendo menos graves nuestras pérdidas". Y en las retiradas "desplegó siempre una energía y un espíritu de orden admirables, de modo que a pesar de nuestros reveses, no se relajó la disciplina ni se produjeron desórdenes". Termina Paz escribiendo": "¡Honor al general Belgrano!".
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viernes, 5 de junio de 2009

Beatriz Sarlo: "La gente nunca volverá a tomar mate en la vereda"

La intelectual habla de fenómenos urbanos que se fueron y de otros que van mutando. Los shoppings, la inseguridad, los migrantes y Facebook en la Buenos Aires preelectoral. Entrevista completa en Revistaenie.com.
Por: Horacio Bilbao
Será porque su oficina de la calle Talcahuano no tiene vista a la calle que Beatriz Sarlo se las ingenió para salir a patear y mirar la ciudad por años, tomando fotos de las transformaciones de la vida urbana para luego escribirlas, claro. Ciertamente, nada de lo que ella cuenta en La Ciudad Vista (siglo XXI), su último libro, puede adivinarse desde aquí, desde un departamento interno en pleno centro porteño como el que habitan millones de argentinos, acostumbrados a mirar sin ver. La autora invita entonces a poner el ojo sobre viejos temas y sus mutaciones, como la cultura Shopping, los puestos ambulantes, los migrantes de antaño y los de ahora, pero también habla de Facebook y de las tribus urbanas buscando allí las conexiones entre ciudades imaginadas, reales y virtuales. "Uno de nuestros problemas es mantener sociedad, lo que me une a aquellos que son mis diferentes", dice Sarlo. Y haciendo gala de esa diferencia, se esmera en evitar cualquier celebración y cualquier lamento como clave de asepsia intelectual. Elogiando a Roberto Arlt, hay en el libro un esfuerzo por evitar la mirada nostálgica de la ciudad, como clave aséptica, ¿es posible y fructífero buscar este camino? La nostalgia es un valor subjetivo. Y en mi caso, es una parte de la subjetividad que tengo ausente. Soy incapaz de experimentar nostalgia, no tengo esa relación con el pasado. Por otro lado me parece que la perspectiva de la nostalgia no es buena para encarar el pasado. Por eso valoro tanto la perspectiva de Roberto Arlt, que siempre es una mirada sobre la ciudad futura. Pese a esto, en la ciudad que muestra en el libro hay varias cosas que se terminan: fin de la sociedad, de la convivencia y del diálogo, ¿tampoco hay nostalgia sobre esto? Se que esas cosas no van a volver, por más que yo me entristezca. Macri, en su campaña para jefe de Gobierno dijo que quería una ciudad segura para que la gente vuelva a tomar mate en la vereda. Nunca más la gente va a tomar mate en la vereda porque los televisores de plasma no se trasladan a la vereda. La idea de que restaurando ciertas condiciones otras que se dieron en el pasado van a regresar es equivocada. Hay que tener una ciudad segura por otros motivos, pero no para restaurar ciertos aspectos de la cultura de calle. No quiero chicos jugando a la pelota mientras los colectivos cruzan con luz roja. Quiero que los establecimientos deportivos de la Ciudad estén abiertos para los chicos pobres de la ciudad. Ese pasado es irrecuperable, por eso es importante tener una visión dinámica y no una melancólica. Entrevista completa en Revistaenie.com