vAPENAS AYER
Valor moral de Manuel Belgrano
Un tocante elogio del general Paz en sus memorias. Por Carlos Páez de la Torre (h) - Redacción LA GACETA.
MANUEL BELGRANO. Monumento que guarda los restos del vencedor de la Batalla de Tucumán, en el atrio del templo de Santo Domingo, en Buenos Aires.
Es conocido que las "Memorias póstumas" del general José María Paz (1791-1854) son un testimonio apasionante de la guerra de la Independencia y de las luchas civiles. Era teniente cuando vino con el Ejército del Norte en la retirada a Tucumán, en 1812, y participó en la batalla del 24 de setiembre. Creemos de enorme interés su retrato de la personalidad del general Manuel Belgrano.Durante la retirada a Tucumán, dice, el jefe del Ejército, "por más críticas que fuesen nuestras circunstancias, jamás se dejó sobrecoger del terror que suele dominar las almas vulgares, y por grande que fuese su responsabilidad, la arrostró con una constancia heroica". En "las situaciones más peligrosas, se manifestó digno del puesto que ocupaba, alentando a los débiles e imponiendo a los que suponía pusilánimes"."Jamás desesperó de la salud de la Patria, mirando con la más marcada aversión a los que opinaban tristemente". Estaba "dotado de un gran valor moral, porque efectivamente no poseía el valor brioso de un granadero, que lo hace muchas veces a su jefe ponerse al frente de la columna y precipitarse sobre el enemigo". Así, "en lo más crítico del combate, su actitud era concentrada, silenciosa, y parecían suspensas sus facultades, escuchaba lo que le decían, y seguía con facilidad las insinuaciones racionales que se le hacían; pero, cuando hablaba, era siempre en el sentido de avanzar sobre el enemigo, de perseguirlo, o si él era el que avanzaba, de hacer alto y rechazarlo. Su valor era más bien -permítaseme la expresión- cívico que guerrero. Era como el de aquellos senadores romanos que perecían impávidos, sentados en sus sillas curules".En las derrotas, "fue siempre de los últimos que se retiró del campo de batalla, dando ejemplo y haciendo menos graves nuestras pérdidas". Y en las retiradas "desplegó siempre una energía y un espíritu de orden admirables, de modo que a pesar de nuestros reveses, no se relajó la disciplina ni se produjeron desórdenes". Termina Paz escribiendo": "¡Honor al general Belgrano!".
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Valor moral de Manuel Belgrano
Un tocante elogio del general Paz en sus memorias. Por Carlos Páez de la Torre (h) - Redacción LA GACETA.
MANUEL BELGRANO. Monumento que guarda los restos del vencedor de la Batalla de Tucumán, en el atrio del templo de Santo Domingo, en Buenos Aires.
Es conocido que las "Memorias póstumas" del general José María Paz (1791-1854) son un testimonio apasionante de la guerra de la Independencia y de las luchas civiles. Era teniente cuando vino con el Ejército del Norte en la retirada a Tucumán, en 1812, y participó en la batalla del 24 de setiembre. Creemos de enorme interés su retrato de la personalidad del general Manuel Belgrano.Durante la retirada a Tucumán, dice, el jefe del Ejército, "por más críticas que fuesen nuestras circunstancias, jamás se dejó sobrecoger del terror que suele dominar las almas vulgares, y por grande que fuese su responsabilidad, la arrostró con una constancia heroica". En "las situaciones más peligrosas, se manifestó digno del puesto que ocupaba, alentando a los débiles e imponiendo a los que suponía pusilánimes"."Jamás desesperó de la salud de la Patria, mirando con la más marcada aversión a los que opinaban tristemente". Estaba "dotado de un gran valor moral, porque efectivamente no poseía el valor brioso de un granadero, que lo hace muchas veces a su jefe ponerse al frente de la columna y precipitarse sobre el enemigo". Así, "en lo más crítico del combate, su actitud era concentrada, silenciosa, y parecían suspensas sus facultades, escuchaba lo que le decían, y seguía con facilidad las insinuaciones racionales que se le hacían; pero, cuando hablaba, era siempre en el sentido de avanzar sobre el enemigo, de perseguirlo, o si él era el que avanzaba, de hacer alto y rechazarlo. Su valor era más bien -permítaseme la expresión- cívico que guerrero. Era como el de aquellos senadores romanos que perecían impávidos, sentados en sus sillas curules".En las derrotas, "fue siempre de los últimos que se retiró del campo de batalla, dando ejemplo y haciendo menos graves nuestras pérdidas". Y en las retiradas "desplegó siempre una energía y un espíritu de orden admirables, de modo que a pesar de nuestros reveses, no se relajó la disciplina ni se produjeron desórdenes". Termina Paz escribiendo": "¡Honor al general Belgrano!".
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